Nunca habíamos hablado del suspense en nuestros CORTOSALACARTA. Como mucho hablamos de zombies, pero esto que os presentamos hoy es otra historia. Me gustan estos cortometrajes 'experimetales' donde se juega a romper con los estereotipos. No todo tiene que ser siempre historias de trio amoroso, o personajes en busca de un antiguo amigo. No tenemos que dejarnos llevar por los estereotipos y algunos lo intentan, otros lo hacen.
Ugo Sanz (sin hache) ha ganado más de 20 premios con su obra Los Ojos de Alicia [2005] y eso debería dejar constancia a los tímidos de carácter que el atrevimiento y los experimentos son más que simples caprichos. Siempre nos encontramos con la fina línia que separa el experimento de lo experimental. Un buen experimento se hace entender, se deja ver y se puede disfrutar de él. Las piezas experimentales no pueden ser buenas ni malas, algunas se dejan ver y otras (muchas) no, y simplemente son ejercicios que no pueden ir más allá.
Pero el experimento de este realizador de San Sebastián va más allá, puesto que es parte de su guión de suspense e intriga, algo que no nos dejará dormir hasta que no veamos el final.
A difrutar!.
A partir de aquí, no leer sin haber visto el corto!.
Andrea (Arantza Álvarez) se despierta en mendio de la nada, con bendajes en sus ojos y atada de pies y manos. Una voz le dicta los pasos para prevenir su muerte instantanea, pero Andrea murió por dentro hace tiempo.
El suspense de esta pieza nace sobretodo con la escenografía y la música, dos elementos clave para cualquier producción de suspense o de miedo. Pero el tercer elemento, y el más importante, es la cuenta atrás. La hora H o el día D o como queráis llamarlo. La interlocutora (Aranzázu Álvarez) que habla a través del vídeo habla sobre los 4 minutos, sobre 'hace unas horas', sobre sus últimos 200 segundos. Todas estas referencias temporales hacen que el espectador sienta el suspense más intensamente y hace que tengamos que pensar en lo que pasará en ese momento constatemente. Eso da al realizador y al guionista unos segundos de ventaja para sorprender a su público en cuanto llega el momento.
Esta sala hermética e insonorizada con dispositivos de video instalados, donde la protagonista (Arantza Álvarez) sufre constantemente, nos recuerda a la famosa habitación 101 del gran escritoe George Orwell en su 1984. En ambas habitaciones los protagonistas son torturados a través de 'el otro' con sus recuerdos y manías más insoportables y profundas. La moraleja se esconde en uno mismo, y es que uno mismo es su peor enemigo.
Los experimentos son buenos, lo experimiental sí que da miedo!.
Hola, genial vuestro blog!
ResponderEliminarVarios de los cortos también los tengo en la lista de pendientes para comentar jeje y veo que tenéis otros muchos para descubrir.
Nos leemos
Petons