Parece mentira que un formato tan adictivo y manejable como el cortometraje sea tan difícil de encontrar. Incluso en esta gran red de redes cuesta trabajo dar con un solo canal de distribución en condiciones para poder ver obras de creadores españoles. A nivel internacional, como siempre, es otro cantar, y cada vez es más difícil destacar propuestas de todas partes de la península. Por ello creemos aún más firmemente en el trabajo que hacemos aquí, y os animamos a que si tenéis piezas aún por colgar a Internet lo hagáis cuanto antes mejor, si conocéis a alguien que se dedique avisadle: Internet es la mejor manera de que todos veamos tu obra!. Además de difundir vuestras ideas e imaginación también colaboraréis con todas las personas que estan detrás y delante de las cámaras: actores, técnicos, fotógrafos, guionistas... Todo un mundo por descubrir, escondido bajo la manta de "lo que vende" y "lo que no vende". Por eso hay que arriesgarse y, si os animáis, dejad un comentario con un link y estaremos encantados de publicarlo (y hablar sobre él) en CORTOS A LA CARTA.
Después de esta charla (nacida de la indignación) y de algún tiempo sin actualizar, seguimos con el descubrimiento de nuevas piezas audiovisuales, originales y atrevidas como el corto que veremos hoy. Aquellos que os dediquéis al mundo del espetáculo prestad mucha atención a la realización de Pim, pam, pum [2009] de los directores Andoni de Carlos Yarza y Asier Urbieta. Un apasionante plano secuencia de dos minutos y medio de duración.
Recomendado sobretodo, dejar que todo el vídeo se cargue y verlo sin interrupciones ya que ésa es la intención de director, que no se interrumpa la acción. A difrutar!.
Un grupo de niños juega a recolectar pelotas de goma lanzadas por la policía en una contienda callejera.
Puede que el guión no sea el plato fuerte de esta pieza, incluso el acting de los primeros segundos deja un poco que desear, pero lo importante aquí es el discurso visual que teje a través del tiempo. La cámara sumerge al espectador en medio de una batalla callejera entre jóvenes y la Ertzaintza, en medio de nubes grises y de contenedores destrozados. La cámara quiere acercarnos a una realidad conflictiva y enseñarnos como viven unos niños en ella. La moraleja es fácil, de momento.
Brutal!
ResponderEliminar