29/8/09

Una canción de ritmo suave y relajante

Una nana es una canción de ritmo suave y relajante para ayudar a dormir a los bebés. Con ello no descubrimos la sopa de ajo, pero si que ambientamos el tema del cortometraje de hoy.

Nana [2006] de José Javier Rodríguez Melcón es otro ganador de un premio Goya. Pero también es el corto que más crítica e incertidumbre esconde detrás. Como siempre para seguir hablando de él primero hay que verlo.



A partir de aquí: no leer sin haber visto el corto!


Ya está, mucho secreto no tiene. La historia de unos inmigrantes que viajan en patera. Una de ellas, madre del hijo que sostiene en sus brazos, canta una nana para relajar el ambiente. Pero al final vemos que el mar hace lo mismo con la embarcación. Con sus olas mece la embarcación, y con su rumor tranquiliza su ambiente.

Esta pieza huye de los diálogos y de los extraños acontecimientos que podrían suceder en un viaje de este tipo. Un único plano que se abre muy lentamente nos muestra poco a poco la visión subjetiva de su director. En este caso, nos presta un pequeño agujero en medio del océano por donde poder mirar. Así, mirado de lejos, el público puede disfrutar de este momento mágico sin molestar ni romper la calma que reina, y sin que nadie se dé cuenta. El tema justifica la duración, y por ello es un corto tan corto. Como cuando éramos niños, escuchamos esa canción que acostumbra a empezar sin orden ni sentido, y nunca llegamos a oír su final, sino que nos quedamos dormidos antes de que eso pueda pasar.

Puede que este cortometraje de tres minutos y medio no conlleve una realización costosa y complicada, pero es una idea sencilla bien expresada. Aunque suponemos -tal y como se comenta por ahí- que en la misma edición de los Goya habría otros cortometrajes más aptos para ganar el premio. El debate más interesante que puede generar esta obra gira alrededor del tiempo.

¿Puede un corto ser tan corto y merecer tal premio?.
Alguien dice por ahí que más que un corto parece un anuncio de alguna ONG. Y por aqui creemos que este cortometraje no deja de ser un micro-relato, algo que ahora está tan de moda, pero que por aquel entonces (2006) aún no conocíamos tan bien. Pequeñas historias como esta tiñen nuestros recuerdos más inmediatos, y se convierten en escenas en movimiento. Un esbozo rápido de algo mucho mayor, como los de Picasso o Degas, que con los años acaban siendo mucho más valorados de lo que nos pensamos. Con los años, esta nana canviará y acojerá otro significado, y nos acordaremos de ella tal y como nos acordamos de las canciones de nuestra niñez.

¿Que opináis vosotros?


1 comentario:

  1. Creo que la duración de un corto, así, como dato empírico, importa un bledo a la hora de juzgar. O sea, que si es bueno, la duración es lo de menos. Por que hay que decir que al durar tan poco, el riesgo a que no llegue al espectador es mayor, según cómo, así que si lo ha logrado, pues ala, bien merecido tiene el premio. Y si es el mejor o no, eso solo se puede discutir habiendo visto los otros cortos.

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